viernes, 3 de diciembre de 2010

Nemagón: Genocidio químico


Cuando las poblaciones campesinas de Chinandega regaban sus plantaciones de banana con nemagón pensaban que sólo mataban insectos y plagas. En 1986, tras contemplar la muerte de cientos de compañeros, descubrieron que este compuesto químico es cancerígeno y también mataba personas.
Vista general de los campamentos de los  trabajadores bananeros afectados por el demagón. Managua
Vista general de los campamentos de los bananeros que protestan en Managua
El número de afectados por el DBCP, más conocido como nemagón, ha dejado un saldo de 2.520 muertos y un incalculable número de afectados en esta localidad, situada a 140 kilómetros de Managua. Un resultado aterrador, teniendo en cuenta que Chinandega no supera los 7.000 habitantes. El número de trabajadores afectados por casos de cáncer, ceguera, trastornos mentales y problemas renales, entre otras afecciones, asciende a miles de casos.
Desde hace cinco años, un grupo de 500 trabajadores bananeros y familiares de esta localidad acampa en el barrio de San Antonio de Managua, junto a la Asamblea Nacional, donde exigen justicia y solicitan a la multinacional norteamericana Standard Fruit Company que asuma su responsabilidad.

Los vecinos de Chinandega manipulaban el compuesto que, sin saberlo, había sido prohibido en Estados Unidos 20 años antes. En concreto, trabajaban para las empresas Dole Food Corporation Inc., Chiquita Brands International, Dow Agro Sciences, Del Monte Tropical Fruit Company, Shell Oil Compan, Occidental Chemical Corporation y Del Monte Foods. Todas formaban parte de la Standard Fruit Company, conformando un consorcio multinacional.

El vicepresidente del colectivo de campesinos afectados por el compuesto, Guillermo Vivas, ha destacado el malestar de los campesinos. Llevan años viviendo en viviendas de madera y  plástico que han construido en la capital nicaragüense sin recursos, con el objetivo de pedir justicia.

Estarían más cómodos en su localidad, donde poseen su vivienda. Sin embargo han elegido permanecer en la ciudad, alejados del calor de su hogar para crear una nueva comunidad en la que conviven de manera solidaria.

“Pedimos a los gobiernos nacionales que interfieran por nosotros frente a las multinacionales, a las que exigimos una indemnización por todos los daños ocasionados. Una pensión económica dirigida por el ministerio que compense el daño causado”, explica el portavoz de los campesinos.

El campesino reclama la responsabilidad de la empresa norteamericana, que no les informó de la peligrosidad del compuesto en “ningún momento”. “Si hubiéramos sabido que el compuesto producía problemas para la salud, no hubiéramos trabajado para las transnacionales. Llevan 18 años trabajando para que se les reconozcan sus derechos, asentados en una difícil situación”, ha destacado.

Hasta el momento, los ciudadanos nicaragüenses afectados disponen de la protección de la Ley 364 para la tramitación de juicios promovidos por las personas afectadas por el uso de pesticidas fabricados a base de DBCP. Gracias a ella, se han iniciado procesos judiciales desde Nicaragua que exigen al Senado norteamericano que las empresas responsables asuman su culpa. Las empresas han eludido las sentencias y los damnificados piden indemnizaciones y el reconocimiento de error cometido.

Guillermo nos presenta a Marta Herminia Espinosa, una de las trabajadoras bananeras afectadas por el nemagón. “Estamos mal. Muchos compañeros han perdido su vida, fuimos estafados, nos sentimos malpagados”, ha explicado Marta Herminia, quien ha señalado también que las multinacionales “no han cumplido sus promesas”.
Marta Herminia Espinosa, trabajadora banenera afectada por el demagón
Marta Herminia Espinosa, trabajadora bananera afectada por el demagón
“Se levantaron y se fueron muy tranquilos. No se acercaron a estos plásticos y este techo humilde, nunca se han venido a arrimar. Nosotros somos humanos y sentimos igual que ellos, con la diferencia de que ellos tienen dinero y nosotros no lo tenemos”. Estas son las palabras contundentes de la campesina, que ha presentado en el último examen médico un total de 15 afecciones relacionadas con el nemagón.

Los médicos le han confirmado que “ya no tiene remedio” e, incluso, ha estado “agonizando en varias ocasiones”. Sus vecinos han llegado a velar por su alma en una ocasión, al pensar que iba a fallecer.

Infecciones renales y de riñón, colon inflamado, problemas de circulación, delirios mentales e insomnio son algunas de las afecciones que presenta Marta Herminia. La campesina no duerme, tiene dolores constantes y problemas de deformación ósea en rodillas y pelvis. Las orejas se le duermen, no siente la mitad de su rostro.

“Ellos no nos avisaron, no nos dieron una información y protección de nada. Si nosotros hubiéramos sabido sus efectos, quizás no hubiéramos trabajado. Mire cuántas familias se han ido”, lamenta entre sollozos.

Este es el sentimiento de los vecinos de Chinandega, se sienten “humillados y ultrajados” y desde hace dos años, con la entrada en el gobierno nicaragüense del Frente Sandinista de Liberación Nacional, reciben asistencia sanitaria, así como alimentos para subsistir y ropa.

Además, el gobierno les entregará en breve la primera promoción de viviendas sociales a los campesinos damnificados que permanecen en Managua. Las viviendas, situadas frente al campamento, constan de una vivienda de ladrillo y uralita que podrán ocupar.

1 comentario:

  1. De verdad no tiene nombre como se aprovechan de las personas que no tienen otro remedio que trabajar y hacer lo que ellos digan.

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