miércoles, 1 de diciembre de 2010

La cárcel de la vergüenza

Coyotepe aún conserva la atmósfera tétrica que le catapultó a la fama. La cárcel del guerrillero, así se conoce popularmente esta antigua fortaleza, que durante los años de dictadura de los Somoza fue escenario de torturas, ejecuciones  y encarcelamientos de presos políticos en Nicaragua.

Entrada a la fortaleza de Coyotepe
Lo más oscuro de todo: los ciudadanos desconocían su existencia y los horrores cometidos fueron desvelados años después, cuando triunfó la revolución y los testimonios de los presos supervivientes mostraron al mundo la verdad.

La fortaleza,  situada en lo alto del monte Los Coyotes, desde donde se observa una vista panorámica de la ciudad de Managua,  ofrece un aspecto oscuro. En su interior se acumularon casi un  millar de reos custodiados por la Guardia Nacional, quienes les sometieron a toda clase de torturas.

Cuesta digerir estas paredes, duele imaginarse el odio acumulado y  las historias de cientos de nicaragüenses obligados a permanecer en cautiverio por sus ideas de libertad, por oponerse a una dictadura familiar que se extendió durante cuarenta años y concluyó con un saldo de fallecidos desconocidos hasta el momento.

“Homo homini lupu”. Según las palabras de Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre, y se demuestra en ocasiones en comportamientos como el de Coyotepe.

Galería de la cárcel de Coyotepe
 Los presos sufrieron agresiones físicas tales como permanecer colgados, boca abajo; fueron golpeados y fueron víctimas de violaciones. En las paredes, permanecen los orificios de casquillos de bala y restos de sangre y las hipótesis apuntan que la tercera planta, soterrada en la actualidad, alberga fosas comunes en las que descansan decenas de personas desaparecidas durante la dictadura.

Según los testimonios orales, los prisioneros  vivían en condiciones muy precarias, sin luz y sin agua. En tiempos de frío no disponían de abrigo y, en caso de lluvia, se mojaban inevitablemente. Esto, unido a la inexistencia de atención médica, extendía las enfermedades por  las oscuras galerías.
Detalle de una de las galerías

Esta es la historia de Coyotepe, convertida en la actualidad en un museo declarado patrimonio cultural de Nicaragua y custodiado por la Asociación Scout de la ciudad, que se encarga de su mantenimiento y las visitas. Esta es la historia de un recinto maldito por la vergüenza de una dictadura. Malditan sean las dictaduras y malditos sean los dictadores.

Su figura, construida en el siglo XIX para proteger a las poblaciones de las guerras civiles, siempre estará marcada por la violencia. Coyotepe dejó de ser cárcel en 1983, cuando las instalaciones se entregaron a la Asociación de Niños Sandinistas.

1 comentario:

  1. Estas cosas no debería pasar ni luegares como este existir. Como el ser humano puede hacer estas cosas, nunca lo llegaré a entender.

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